Relato entre 1923 al 1958

Mi memoria histórica

José Picado Maldonado

1909 –1992

 

 

Clave de nombres

(1)        José Maria Mancho
(2)        Carlos Blanco Iribarren
(3)        Francisco Casado Garcia
(4)        Eugenio Martin Saldaña
(5)        Ranulfo Fuerte la Moz
(6)        Miguel Gimenez Hospitalé
(7)        Antonio Puga
(8)        Antonio Buero Ballejo
(9)        Lorenzo Humanes
(10)      Julio San Isidro
(11)      Aracil
(12)      Juan Menor
(13)      José Carretero Sanz
(14)      Juan Soler Muños
(15)      Ortega Cimiano
(16)      Abanades

 

 

 

Para comenzar mi exposición, unos breves datos comprendidos entre los años 1923 y 1930, año este en que ingreso en la Juventud Comunista

    Al cumplir los 14 años, comienzo a trabajar en la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya (Córdoba). Un mes después de comenzar mi trabajo ingreso a la Unión de Trabajadores. En 1924 paso a la Juventud Socialista local. Ni en otra organización tuve actividad que merezca la pena destacar si exceptúo mi participación a los 16 años, en que participe como representante de los aprendices, en una comisión para discutir con la Empresa las bases de trabajo. Si debo decir que en aquellos años sentía muchas inquietudes por los problemas sindicales. Recuerdo después de 53 años, a Manuel Fraile Corona secretario general de la Federación Local de la U.G.T. y dirigente destacado del Partido Socialista. El influyó de forma decisiva  en la iniciación de mi conciencia de clase.
En 1926, recién cumplidos los 17 años soy despedido con un grupo de jóvenes de mi misma edad y otro de adultos, de la empresa en que trabajábamos. Era la edad en que la fantasía y el ansia de aventura rondan la cabeza de todo muchacho. Yo no fui una excepción. Pocos días después de quedar sin trabajo, otros dos compañeros y yo decidimos marchar a Sevilla. No lo pensamos mucho. Fijamos el día de partida  de "robar" a nuestros padres lo que pudimos (210 pesetas entre los tres fue todo lo que reunimos), sin despedirnos de nadie nos presentamos en la ciudad del Guadalquivir.

En aquellos momentos se preparaba la Exposición Iberoamericana, lo que originaba una fuerte demanda de mano de obra. Dos días después de nuestra llegada ya estábamos trabajando. En Sevilla permanecí hasta Mayo de 1929 en que la inauguración de la exposición produjo un paro masivo. Yo, como la mayoría de los trabajadores eventuales, quedé sin trabajo. Retorno a casa de mis padres y poco después marcho a Utrillas, provincia de Teruel, en cuyas minas trabajo un año. Vuelvo a casa de mis padres de nuevo para cumplir los trámites del servicio militar, cumplido los cuales me vengo a Madrid. Era Octubre de 1.930.

 

 

Mis primeros contactos con la Juventud Comunista.

En Noviembre de 1.930 se producen mis primeros contactos con la Juventud Comunista a través de José Mª  Manchon, dependiente en los Almacenes de San Mateo. Poco después este camarada se marchó de allí, porque la disciplina y las tareas de la organización le cansaron. El me llevó a la Juventud, primero como simpatizante y como tal asistí a dos reuniones, a la tercera pedí el carné que me fue entregado. Mis primeras armas las hice en las Célula 3 del Radio Oeste. Ocupo cargos en esta célula y en otras más a las que por necesidades de la organización fui pasando. En 1932 y en un Pleno celebrado en la Casa de Campo, al que asistió el camarada Sendin, pasé al Comité de Radio, primero a la secretaria  de Agi Pro y después a la organización , en la que sustituí al camarada Andrés Romero. En el Radio participo intensamente en la organización de la Universidad Popular, con un grupo de estudiantes, de los que recuerdos a Chicende, Almagro y si la memoria no me falla también Claudin participó en aquella tarea. Para los que no conozcan lo que fue la Universidad Popular, diré que fue una organización, que un numeroso de estudiantes comunistas montaron para dar clases de cultura general a jóvenes obreros y adultos en las distintas Universidades de Madrid, que contó con la ayuda de algunos catedráticos y con la del Ministro de la Instrucción Pública, que era a la sazón Fernando de los Ríos. Recuerdo con cariño y admiración a los camaradas estudiantes que con tanto entusiasmo se entregaron a la labor de elevar  los modestos conocimientos de los que asistíamos a ella.

En 1934 paso al Partido. Si mal no lo recuerdo fue en Julio o Agosto. Enseguida ocupo la Secretaria de Agitación y Propaganda. Desde ella participo en el Movimiento de Octubre. Para eludir de ser detenido cambio de domicilio por indicación del Partido. Gracias a esta medida de precaución no fui detenido. La Guardia Civil de Tetuan de las Victorias localizó una imprenta donde se elaboraban materiales para nuestro Radio y algunos para el Comité Central. Fue detenido el dueño de la imprenta que era camarada y también Andrés Romero. Cuando este se presentó a retirar unos materiales del Central se encontró con la Guardia Civil esperándolo. Ese mismo día yo tenia que retirar unos materiales para nuestro Radio, pero la organización me avisó a tiempo por lo que logré eludir una detención segura. Unas semanas después normalicé mi situación, reintegrándome a la Empresa en que trabajaba. Desde este momento al triunfo del Frente Popular mi actividad se desarrolló con normalidad.

 

 

Empieza la guerra civil

El 18 de Julio del 1936 los Grupos Sindicales Socialistas y la O.S.R. (Oposición Sindical Revolucionaria), llevábamos unos días de guardia casi permanente en la Casa del Pueblo. Se habían detectados algunos elementos merodeando por los alrededores e incluso fueron detenidos y durante algunos días permanecieron en los sótanos estrechamente vigilados. La verdad era que la sublevación fascista se "mascaba" en el ambiente. La noche del 17 al 18 retiramos los primeros fusiles del Parque de Artillería del Pacifico. Un grupo de compañeros del Sindicato de taxis y otro de los Grupos Sindicales cumplimos esa misión. No podría decir con exactitud, pero esa noche se concentraron en la casa del pueblo quizá mil fusiles. Después de haber quedado resuelta la situación de Madrid y para no hacer demasiado extenso este escrito con demasiados detalles, me limitaré a señalar: Guadalajara; Pegerino a las órdenes del Comandante Sabio; Comandancia General de Milicias; Andalucía en servicio especial de la Comandancia; Valencia en el mismo servicio, y destinado a los Astilleros que por aquellos días se dedicaban al blindaje de Camiones; de nuevo a Andalucía con destino a la 89 Brigada en la que paso a mandar la compañía de ametralladoras del tercer Batallón. Al crearse las Secciones de información de Estados Mayores de las Brigadas, por orden del jefe de Ejército de Andalucía pasó a ocupar esta sección  en el E. M. de la Brigada; aquí permanezco unos meses, muy pocos. En el verano de 1937 al organizarse el S.I.E.P. (Servicio de Información Especial Periférico), ocupo la jefatura del mismo en la Brigada. Poco tiempo soy destinado a ocupar el mismo puesto en el E.M. de la 20 Division. Tres meses después por orden de la Jefatura del servicio en el E.M.C. del Ejército pasé al E.M. del 10° Cuerpo donde permanecí hasta la terminación de la guerra.

 

 

La junta del Coronel Casado y su actuación en Jaen

Mi conocimiento de como se desenvolvieron  los seguidores de Casado en Jaen son limitados. No obstante diré sobre ello. Los primeros momentos por una gran vacilación, tanto en los elementos militares como civiles. Sus primeras decisiones pese a los compromisos que tenían adquiridos, fueron de indecisión. Se limitaron a llamar al E.M. del Cuerpo del Ejército a los militares del partido de mayor responsabilidad, pero protestando que habían sido llamados por que iban a ocurrir o estaban ocurriendo cosas que aconsejaban  estar todos en el E.M. del Cuerpo del Ejército para tomar las decisiones que procediesen en un momento equivocado. Hasta dos o tres días después y cuando ellos consideraron que Casado inclinaba a su favor la balanza en Madrid, no se decidieron a comunicar a nuestros camaradas que estaban detenidos. Más tarde serían internados en la prisión de Santa Úrsula, habilitada desde el principio de la guerra como Prisión militar.
La primera noción de lo que estaba ocurriendo, la tuve en el Comité  Provincial del Partido. Para mi quedó claro desde el primer momento que la permanencia en el E.M. del Cuerpo del Ejército de los cuadros militares mas caracterizados del partido era el principio del fin. No me equivoqué. Al día siguiente quedó confirmado. El Comandante  Pio García, jefe de Sanidad del Cuerpo de Ejército y miembro del Comité Provincial de Jaen, no sé con que pretexto logró salir del E.M. e informó al camarada Valenzuela (Secretario General del Provincial y Miembro del Central), de lo que estaba ocurriendo. Yo, que no se por que circunstancia me encontraba presente, participé de la información. Tal como se estaban produciendo los acontecimientos y en evitación de posibles sorpresas, el Comité Provincial decide que Valenzuela salga de Jaen sin perder ni un minuto y mas tarde saldría yo para reunirme con él. A partir de ese momento tomo mi decisión: no dejarme detener por los juntistas cualquiera que fuese el precio a que tuviese que conseguirlo. Al jefe de sanidad, camarada Pia García, le confié mi decisión ya que fue él quien me comunicó que mi detención era inminente. Estuvo de acuerdo conmigo. Me dejó su pistola que guarde y nos despedimos. Él, en cumplimiento de la orden recibida, se incorporó a su puesto de mando en el E.M. Yo me preparé para salir de Jaen, de acuerdo con lo decidido en el Provincial. Un año después nos encontraríamos en la Prisión de Comendadores de Madrid con la consiguiente alegría. Nos separaríamos de nuevo para volver a encontrarnos otra vez en la Prisión de Porlier. Sin querer me he separado de los acontecimientos de Jaen. Vuelvo a ellos.
De acuerdo con lo decidido por la mañana, cambié el uniforme militar por un traje de paisano. En el momento en que me disponía a marchar al Provincial del Partido, para desde allí marchar a reunirme con Valenzuela, se presentan dos agentes del S.I.M. (Servicio de Información Militar) con orden verbal del jefe del Cuerpo del Ejercito para que los acompañe para un "asunto de trámite". Todo ocurrió con gran rapidez. Como si fuese una película y sin mucha diplomacia me los "quité" de encima y tras una serie de peripecias llegué al Provincial. Desde allí, materialmente arropado por los seis mejores hombres que tenia en la Base, salí de Jaen. Un coche me esperaba en la carretera de Martos. Una hora después y pese a los controles juntistas que tuve que pasar, me reunía en Martos con Valenzuela. Los contactos con el Provincial se mantuvieron con regularidad. Para asistir  a una reunión del C. Provincial salimos una noche de Martos y a campo traviesa llegamos al lugar donde un camarada había de recogernos. Éste no llegó. Nos pasamos el día subidos en un olivo y por la noche, desandando el camino de la anterior, llegamos a Torredongimeno donde pasamos dos días ocultos en casa de los padres de Valenzuela. Al quedar desconectados de Jaen solo teníamos para orientarnos las noticias de la Radio. Estas no podían ser más pesimistas. A los dos días vuelvo a Jaen para intentar contactar con el C. Provincial. Cuento como punto de apoyo con la base del S.I.E.P. Localizo a Linares y él me informa que los demás camaradas del Provincial han sido detenidos. Las cosas se complicaban. Se decía que las tropas fascistas entrarían al día siguiente en Jaen. No disponíamos de tiempo ni de opciones. Decidimos jugar con audacia y así lo hicimos, presentándonos en la Federación Provincial Socialista y entrevistándonos con Peris y López Quero, ambos diputados y miembros de la Federación. Los dos fueron asesinados mas tarde por los fascistas. Debo decir, en honor a la verdad, que fuimos recibidos muy cordialmente y que desde el primer momento mostraron un gran interés y preocupación por Valenzuela. Esto despertó en nosotros la desconfianza. Los hechos nos demostraron que no teníamos razón. Pusieron a nuestra disposición un coche para recoger a Valenzuela. Cuando llegó el conductor le retiramos la documentación y le dejamos detenido, marchando un camarada y dos agentes del S.I.E.P. a Torredongimeno, recogieron a Valenzuela y hora y media después se encontraba en Jaen.
No había tiempo que perder. Nos trasladamos a la F.P. Socialista, Valenzuela, Linares y yo. El recibiendo a Valenzuela fue emotivo y pienso que sincero. Nos explicaron a grandes rasgos la situación y nos plantearon la necesidad de elaborar con toda urgencia una relación de los camaradas que por estar más comprometidos debieran salir de España. Todo estaba previsto para embarcar en Alicante.
Para nosotros era importante salir de Jaen y de España, pero también lo era el que los camaradas que estaban en la Cárcel fuesen puestos en libertad. Así se les planteó a los compañeros socialistas. Se hicieron gestiones en el gobierno civil, con el Director de la Prisión y hasta con el Capitán de Asalto que mandaba la guardia de la Prisión: todo fue inútil. Solo nos quedaba el recurso del asalto pero se desistió de ello. Hubiera sido una aventura de consecuencias imprevisibles. El tiempo se acabó. Los camiones esperaban. Sobre la media noche del día 28 de Febrero nos pusimos en marcha. Valenzuela rehusó la plaza que le ofrecieron en un turismo viajando en el mismo camión que yo. En Baza, donde llegamos por la mañana, nos aprovisionamos de comida en la Intendencia que ya estaba abandonada y gracias e ello pudimos aguantar una buena porción de días en la sierra.
A nuestra llegada a Vélez Rubio (Almeria) tuvimos conocimiento de que Murcia había sido tomada por la 5ª columna por lo que no era posible pasar. Volvimos hacia atrás y tras una breve discusión decidimos quemar los camiones e internarnos en la sierra, primero en la de Baza y después en la de Cazorla. El grupo resultaba muy numeroso y esto imposibilitaba nuestros movimientos. Decidimos dividirnos en varios más pequeños y así se hizo. La formación de los grupos se discutió con acaloramiento y por mi parte, debo confesarlo, hasta con violencia. Yo mantenía que Valenzuela debía formar parte de mi grupo y tratar por todos los medios de llegar a Madrid. El y Linares mantuvieron que debían volver a Jaen donde esperaban disponer de más recursos en los primeros momentos y tratar de eludir su detención. Ese fue el criterio que prevaleció. En el corazón de la Sierra de Cazorla nos despedimos. Fue un abrazo fuerte. Sin palabras porque no hacían falta. Los dos pensábamos que era el último. Así fue. A los pocos días de su llegada a Jaen fue detenido. Se dijo que el causante de su detención fue Linares. Yo no tengo ningún testimonio que me permita asegurarlo. El 10 de Agosto fue asesinado por los franquistas. Desde estas líneas rindo tributo a su memoria, con la admiración y el cariño que siempre sentí por él. Admiración y cariño que hago extensivo a todos los camaradas asesinados en Jaen y que quiero personificar en Doña Lola Castillo, mujer admirable por todos los conceptos, y en Teodosio Ruiz Padilla (ayudante mió casi toda la guerra), que fue fusilado a sus 23 años.

 

 

Mi llegada a Madrid

En mayo de 1.939 llego a Madrid. Mi primera preocupación es encontrar al Partido. No me fue posible. En aquellos momentos lo más “selecto” del aparato de represión fascista, asesorado por la GESTAPO alemana, estaba deteniendo por decenas de miles a los combatientes de la Republica. Solo me encontré y por casualidad al camarada Pingarron, Cosario de una Compañía de Tanques y que como yo, se encontraba totalmente desorientado. También fue detenido por aquellos días. No he vuelto a saber nada de él.
En el mes de Junio y de forma casual, conozco en casa de un amigo a un joven socialista unificado (2) C.B.I. La conversación fue breve quedando en vernos unos días después en mi casa. En esta segunda entrevista hablamos de la posibilidad de organizar algunos grupos para tratar de ayudar a los camaradas presos y a sus familias. Pasados unos días decidimos iniciar el trabajo que comenzamos en Julio.
Era absoluta nuestra inexperiencia en el trabajo ilegal y con las condiciones tan difíciles. Las consecuencias no se hicieron esperar. Fue como el “timo de la estampita”. Un individuo (que resultó ser policía), conoce a uno de los jóvenes encuadrado en uno de los grupos ya organizados. Este había trabajado en Mundo Obrero y el policía lo sabía. Entabla relación con él y le dice que ha venido de Francia con una carta de José Díaz y que quiere que “le presente a algún responsable del Partido en Madrid para entregársela”. Quedan de acuerdo y le presente al camarada con él que enlazaba. Así empezó todo.

 

 

Comienzan las detenciones

El 2 de Octubre del 39 se producen las primeras caídas. El 4 las ultimas. En total 34 detenidos. Quedó intacto otro grupo mas numeroso formados por miembro del Partido al que yo estaba vinculado. Oficialmente nadie tenía conocimiento de que este grupo exisistiera, pero tres de los jóvenes vinculados conmigo, habían llegado a la conclusión de su existencia. (2) C.B.I., (3) F.C.G., (4) E.M.S. Nadie habló de ello pese a las presiones policíacas y a la dureza de los métodos utilizados.
Estuvimos en la Comisaría (o lo que fuese aquello que aun no está claro) 65 días. Primero en la Travesía de Trujillos, después en un chalet de la calle Serrano próximo a Diego de león y por ultimo en otro chalet también frente a lo que hoy son los Nuevos Ministerios. Los métodos represivos eran realmente bestiales: desde el puñetazo en la cara cuando menos se esperaba, las patadas y las corrientes eléctricas en los testículos hasta las palizas que nos dejaban sin conocimiento, se aplicaban a cualquier hora del día o la noche. Las compañeras que estaban con nosotros no fueron excepción, ni en la cantidad ni en la intensidad de las torturas. Uno de los detenidos murió a consecuencia de las palizas recibidas. Pese a los esfuerzos que hicimos para reconocer su nombre no fue posible conseguirlo. Otro estuvo a la muerte, demostrándose después su inocencia. La familia del denunciante -un alférez franquista- lo estuvo cuidando día y noche por espacio de tres semanas en la misma Comisaría, hasta que se puso bien y salió en libertad.
Todo nuestro expediente fue torturado con verdadera saña. Citaré a parte de mi mismo, dos casos concretos: los camaradas (5) R.F.la H. y (6) M.G.H. Al primero le sacaron varias uñas de los pies a fuerza de golpes, al segundo, unas de las veces de las muchas que lo golpearon, le bajaron sin conocimiento y la piel de la espalda salía pegada a los trozos de la camisa destrozada a golpes.
Como dejo expuesto anteriormente, las compañeras que se encontraban con nosotros no fueron una excepción en los malos tratos recibidos. Citaré tres o cuatro casos que resumen o sintetizan todos los demás. La madre política de E. Meson, sacada de las dependencias de la Prisión de Ventas, fue torturada y vejada hasta extremos inconcebibles. Además de las palizas recibidas le aplicaron las corrientes eléctricas a los pezones de las mamas hasta que estos desaparecieron. Amen de los calificativos empleados y de todo tipo de humillaciones que me avergüenza transcribir. Se mantuvo entera siendo ejemplo para sus compañeras de tormentos a las que en todo momento animó con su conducta.
También quiero señalar a una de sus hijas, de 14 años, que detuvieron pese a su edad. La desnudaron varias veces llegando incluso a introducirle en la vagina unos cables eléctricos, produciéndoles descargas intermitentes por medio de un interruptor. Creo que este fue uno de los casos de mayor sadismo de aquellas bestias, teniendo en cuenta las circunstancias de la edad.
Mimí la Fuenta, hermana de Aída heroína del movimiento de Octubre del 34 en Asturias, se encontraba en avanzado estado de gestación, dando a luz una niña por aquellos días. En principio intentaron que el alumbramiento fuese en la Comisaría, para lo que requirieron los servicios de Armando Herrera, médico, que se encontraba también detenido. Este se negó alegando la responsabilidad legal y profesional que para él suponía un posible contratiempo. Se vieron obligados a llevarla a un centro Hospitalario, donde dio a luz. Tres días después ya estaba con nosotros. Quiero señalar, en relación con Mimí, por su significado brutalmente antihumano, el siguiente hecho: todo la ropa que la niña traía puesta cuando llegó a la Comisaría, era la toalla en que venia envuelta. Al enterarnos de ello, varios de nosotros pedimos autorización a aquellos esbirros para pedir a nuestras familias ropas de nuestros hijos para vestir a la niña. Al día siguiente, en un acto solidario de profundo contenido humano, llegó ropa a la Comisaría para vestir a diez niñas. Fue un gesto solidario de nuestras familias que dejó sorprendidos a nuestros carceleros. Si Mimí vive no habrá olvidado, estoy seguro de ello, que las primeras ropas que cubrieron el cuerpo de su hijita, tenían un nombre: SOLIDARIDAD FRATERNA.
Por ultimo unas líneas dedicadas a Victoria Zarate Zurita. Fue también una de las compañeras mas bestialmente torturada. ¡Camarada Victoria! Tu cuerpo fue materialmente roto una y otra vez por nuestros carceleros, pero tu moral y firmeza quedaron intactas. Aquellos asesinos no te perdonaron tu condición de Maestra y de dirigente de tu Sindicato. Recuerdo una noche que te bajaron dos de tus torturadores físicamente rota y que aun te quedaron fuerzas para escupir a sus cara de perros, una estrofa de la marcha fúnebre de nuestra clase: “Vosotros caísteis en lucha fatal…”, para ti, para vosotras que compartisteis junto a nosotros la prueba difícil de la represión fascista del año 39, con mi recuerdo y admiración mi cariño más sincero.
En cuanto a mi, seria mucho que tendría que escribir, aun sintetizando mucho mi exposición. Fui, como casi todos, brutalmente torturado. Encabezar un expediente de hombres que no habían resignado a aceptar su derrota; que habían tenido la osadía de reiniciar la lucha contra los franquistas victoriosos y orgullosos de su victoria, aunque solo hubiese sido en el campo limitado de la solidaridad con los luchadores encarcelados, no me lo perdonaron. Puedo asegurar, sin inmodestia alguna, que fui uno (si no el primero) de los que con mas ferocidad golpearon. Palizas incontables a cualquier hora del día o de la noche hasta el desvanecimiento; aplicación de corriente eléctricas de forma intermitente a testículos, brazos y piernas, pasando por el golpe lento y persistente en la cabeza durante horas hasta casi enloquecer de dolor, pasé a ser el “preso piloto” en el que ensayaban cada nueva tortura que sus retorcidos cerebros eran capaces de imaginar. Mis compañeros de expedientes fueron testigos de excepción de cuanto dejo expuesto y de no pocas cosas más que dejo en el “tintero” por no hacer demasiado extensa esta exposición. Por otro lado, mi caso no era único ni especial. En aquellos momentos millares de españoles estaban sometidos a las mismas torturas que yo, en todos los rincones de España.
La declaración ante el Juez militar la hicimos en la misma Comisaría, y que como puede suponerse era la misma que habíamos firmado ante la policía. Yo me negué a ratificar aquella “declaración”, pese a las amenazas del Juez y de dos o tres palizas recibidas como "propina" en presencia del Juez. Pese a ello fui procesado. Dos meses después y estando ya en la Prisión de Las Comendadoras, un nuevo Juez volvió a tomarme declaración. Aceptó las rectificaciones que consideré debía hacer, firmé mi declaración y de nuevo mi procesamiento. Siempre he pensado que aquella decisión mía, producto de la intuición mas que de la consciente reflexión, influyó de forma decisiva en el resultado final del proceso. Después de tres Consejos de Guerra (el ultimo en el Tribunal Supremo), no hubo ninguna pena de muerte afortunadamente para mi, pues de haberse dictado solamente una, yo no habría tenido la posibilidad de escribir esta modesta Historia.
Entre los detenidos en la Comisaría se encontraba un individuo que debía ser de la institución. Todos los días que estuvo con nosotros comunicó con su familia. Su conducta fue siempre correcta. Un día al volver de comunicar me dijo que aquel mismo día o al siguiente marcharía en libertad. Me explicó que unos familiares suyos estaban muy relacionados con Esteban Bilbao (Ministro de Justicia entonces) y si "ustedes quieren le pueden explicar lo que esta pasando aquí”. Por su puesto no lo tomamos muy en consideración, pero como a nada nos comprometía, yo, personalmente, le dije que si. Sin duda cumplió su palabra y dos o tres días después de ser libertado, Esteban Bilbao, acompañado de un Coronel de la Guardia Civil y otras dos personas de paisano, se presentó en la Comisaría. Recorrió los departamentos en que nos encontrábamos e hizo preguntas a varios de los detenidos sobre el trato recibido. Sin hacer comentarios, al menos en nuestra presencia, se marcharon. Unas horas después un grupo de policías armados al mando de un sargento, se hacia cargo del local. Los “policías” o falangistas desaparecieron. No los volvimos a ver más. El mismo sargento abrió todos los departamentos en que nos encontrábamos, permitiendo la relación entre todos los detenidos a partir de aquel momento. Después de la pesadilla que habíamos vivido aquello nos parecía un sueño. A partir del día siguiente, los que habían tenido la suerte de no haber prestado declaración empezaron a ser puestos en libertad. Los demás fuimos enviados a distintas Cárceles. De mi expediente 15 fuimos a Comendadoras. Los demás a otras Cárceles.

 

 

Los Consejos de Guerra

El 16 de Junio de 1.940, se celebra el primer Consejo de Guerra. De acuerdo con la petición fiscal, el Tribunal dictó 33 penas de muerte. Para 3 condenas de 30 años. El Consejo de Guerra fue una autentica mascarada, como todos los que entonces se celebraban. La intervención fiscal fue breve lo mismo que la de la "defensa”. El primero se limito a pedir 33 penas de muerte y 3 de 30 años con la misma naturalidad con la que se pide un café. El segundo pidió "clemencia” con la misma tranquilidad que hubiese pedido un vaso de agua. En poco más de una hora fuimos acusados, "defendidos” y condenados. Mayor "productividad” imposible. Pienso que tal y como se desarrolló el Consejo, dudar de la diligencia y celo del Tribunal sería casi "un pecado”.
El Consejo de Guerra fue sumarísimo de Urgencia. Esto quiere decir, que en 72 horas había de quedar resuelto en uno u otro sentido. Las cosas no iban de "broma”. Las familias se movilizan, poniendo en juego todos los recursos que les fue posible. Entre otros una visita a Esteban Bilbao. De éste arrancaron el compromiso de su intervención, pues le recordaron su anterior declaración en nuestro caso estando en las Comisaría. El resultado de la movilización fue positivo: Capitanía General anuló el Consejo de Guerra. El "primer asalto" lo ganamos por puntos.
El 28 de Agosto siguiente se celebró el segundo Consejo. Las cosas mejoraron bastante. El fiscal pidió 17 penas de muerte y el Tribunal solo dictó cinco. Los condenados a la máxima pena fuimos: (2) C.B.I, (3) F.C.G, (4) E.M.S, (5) R.F. la H, y yo. Disiente el Capitán General de la sentencia y la anula de nuevo. Esta vez porque dos de los integrantes del expediente nada tienen que ver con el mismo. Era verdad. Los camaradas (6) M.G.H. y (7) A.P. fueron incorporados a nuestro expediente sin saber porque. Pues ambos fueron detenidos unos días después que nosotros. Con este segundo disentimiento el Capitán General ordena que el Sumario pase al Tribunal Supremo de Justicia Militar. Esto nos permitió nombrar abogados cosa poco común en aquellos tiempos. Esto siguió a la táctica de demorar al máximo la vista de la causa. Lo consiguieron, pues hasta el día 23 de Septiembre de 1.942, no se celebró el Consejo. El fiscal solo pidió una pena de muerte, la mía. La sentencia dictada para mí con otros cinco camaradas mas fue de cadena perpetua. Para los demás las condenas estuvieron entre 12 y 20 años de reclusión mayor. Aparte, y de acuerdo con la tesis de Capitanía General hubo dos absoluciones.
Un mes después del segundo Consejo de Guerra, los cinco condenados a muerte, mas doce a los que el Fiscal había pedido la misma pena fuimos trasladados a la Prisión de Porlier. A nuestra llegada un dato curioso a la vez que trágico. Mientras nos tomaban la filiación en Jefatura, en una gran pizarra se reflejaba en cuadro estadístico con el número de presos y situación jurídica de cada uno. En total unos 5.000. Los condenados a muerte 1003. En nuestra presencia rectificaron esta cifra y pusieron 1.020. ¿Cuantos condenados a la última pena tenían el franquismo en Madrid en aquel momento, teniendo en cuenta que las Cárceles habilitadas para hombres eran 22 y 6 para mujeres? ¿Cuantos en toda España donde las Cárceles se contaban por miles? Son dos preguntas que no tienen respuesta. Lo que si puedo afirmar, porque lo viví con la intensidad que vive cada minuto de su vida un condenado a muerte, es que los cuatro meses que permanecí en la tercera Galería, destinada con la primera a los condenados a muerte, es que vi salir, para su destino sin retorno, a cientos de compañeros. EN LOS ABRAZOS SIN PALABRAS, PORQUE EN ESOS MOMENTOS LAS PALABRAS SOBRAN, LOS QUE SE IBAN PARA SIEMPRE NOS TRASMITIAN SU FE Y SU CONFIANZA EN LA CAUSA POR LA QUE DABAN SUS VIDAS. Para los que quedábamos, al menos hasta la lista de los que al día siguiente habrían de seguirlos, se agrandaba la fe y la seguridad, de que tantas vidas sacrificadas, tanta sangre vertida, habría de alumbrar, mas pronto o mas tarde un mundo mejor, mas justo, mas humano.

 

 

Salimos de la Galería de condenados a muerte

En Febrero de 1.941 salimos, mis compañeros de expediente y yo de la Galería de condenados a muerte. Unos fueron destinados a la sexta Galería y otros pasamos a la cuarta. El peligro no había pasado porque seguíamos pendientes del fallo que en su día dictase el Tribunal Supremo, pero salir de la Galería de condenados a muerte suponía para nosotros un "respiro”. En la cuarta Galería y en nombre del Partido fuimos recogidos por el camarada Girón. En una reunión breve expusimos la gestación del grupo, como habíamos actuado hasta la caída y la forma en que se habían desarrollado los dos Consejos de Guerra.
Pasados unos días y en nombre del Partido, fue Girón quien nos expuso las líneas generales de nuestra política en aquel momento: desarrollar al máximo la conciencia solidaria de los camaradas. Esta era la más importante tarea del momento. La segunda era el aumentar el nivel cultural de los miembros del Partido y de la Juventud, y la tercera elevar la preparación política de los comunistas. Después y como constante en la actividad de cada comunista, la lucha por todo lo que nuestro pueblo tenia hasta el triunfo del franquismo MENOS LO MALO. A continuación señalo una serie de fallos habidos en la guerra y en los que en su opinión no debíamos incurrir. Estuvimos de acuerdo.

 

 

Soy trasladado a la sexta Galería

Unos días después de estar en la cuarta galería fui trasladado a la sexta. Fui incorporado a la "Comuna" de Paredes y Suárez. No era la "Comuna" al lugar en el que solo compartiésemos los recursos materiales de que disponíamos: comida, dinero, tabaco, aseo y demás. La "Comuna"  constituía la pequeña familia (la grande era el Partido), en que las alegrías y sin sabores de uno, eran las alegrías y sin sabores de todos. Esto me permitió conocer más íntimamente a Paredes y Suárez que los demás camaradas integrantes de su expediente. Al primero con su carácter jovial y con la sonrisa que jamás lo abandonaba y que tampoco lo abandonó cuando apenas le faltaban tres horas, para ofrecer su pecho generoso a las balas fascistas.
El Consejo de Guerra contra Girón, Meson, Ascanio y demás camaradas, (entre los que se encontraban Paredes y Suárez) se celebró entre el 3 y el 4 de Mayo de 1.941. Fue sin duda en la intención del enemigo hacer de este proceso el PROCESO AL PARTIDO. Creo que lo consiguieron. La petición fiscal fue de catorce penas de muerte. Solo doce se cumplieron. Las camaradas Carlos Toro y Antolin Pérez Barahona salvaron sus vidas. A Carlos lo vi una vez en 1.958 cuando solo hacia unos meses que los dos habíamos salido de la Cárcel, a Antolin no he vuelto a verlo.
Al volver a la Prisión después de la celebración del Consejo de Guerra, Paredes, por decisión por las demás camaradas, dicen en Jefatura que su condena es de 30 años. Con esta mentira "piadosa" volvió a la sexta Galería, los demás camaradas pasaron a la 1ª y la  3ª que seguían destinadas a los condenados de muerte.
El 2 de Julio sobre las siete de la tarde una noticia sacude, como una descarga eléctrica, a toda la prisión. ”HAY SACA.” ”SACAN AL EXPEDIENTE GIRON.” Una hora después, y en un estado de tensión colectiva se efectuó la saca. Pese a tratarse de un acontecimiento normal al que estábamos habituados, y sin subestimar a tantos compañeros sencillos asesinados por el franquismo, la personalidad de cada uno de los camaradas, junto al nivel político del conjunto del expediente, convulsionó a toda la Prisión. Muchos presos, independientemente de su encuadre político, velaron (velamos) en vida a nuestros camaradas. A continuación quiero exponer un hecho completamente inédito, en relación con el expediente de Girón, Ascanio, Meson y demás camaradas y que me tocó vivir con la intensidad que puede suponerse.
A las tres y media aproximadamente de la madrugada del 2 al 3 de Julio, dos horas antes de que llegaran los camiones de la Guardia Civil, que se los llevaría para siempre, el compañero que hacia imaginaria, me dice que un oficial me llama, que quiere hablar conmigo. Como estaba despierto y vestido me presenté en el acto. Sin darme explicaciones me mandó salir. En la cabina del oficial de servicio en la Galería fui sometido al más riguroso cacheo sufrido a lo largo de mis años de prisión. Me mandaron desnudar y toda mi ropa fue meticulosamente registrada, incluso las costuras de la ropa interior. Todos mis efectos personales incluido el pañuelo de la nariz, quedaron sobre la mesa del oficial de guardia. Vestido de nuevo tuve confirmación de lo que desde el primer momento había supuesto. ”VA USTED A VER A SU CUÑADO, me dijo, PORQUE QUIERE DESPEDIRSE DE USTED.” A la misma hora y en la cuarta Galería, Pelayo Cordero, camarada cubano, era sometido al mismo riguroso trámite que yo. A mi me llamó Paredes, a Pelayo, Fernando Barahona. En ambos casos alegaron la misma razón previamente convenida; éramos cuñados. Como puede suponerse no era cierto.
Para Capilla de nuestros camaradas habían habilitado uno de los despachos de la Jefatura de Servicios. Las puertas estaban completamente abiertas en el momento de nuestra llegada. Fuera, nos esperaban Barahona y Paredes rodeados por cuatro funcionarios, que nos advirtieron: "Tienen diez minutos para despedirse". Con la consiguiente discreción logramos situarnos de cara al interior de lo que constituía la Capilla. Ascanio y Girón jugaban una partida de ajedrez. Los demás camaradas los rodeaban siguiendo las incidencias del juego, completamente ajenos al inmediato fin que les esperaba. Nos saludaron con la mano y nosotros correspondimos. Narrar la intensidad de aquellos momentos me resulta difícil. Solo puedo decir que en tan pocos minutos no es posible vivir mas emociones. Dolor, rabia, impotencia, secaban mi garganta. No podía hablar. Debo confesar sinceramente, que Palayo se mantuvo mas sereno que yo. Sin duda intuyó, no había tiempo para reflejar, la trascendencia de los momentos que estábamos viviendo. ”El tiempo ha terminado” – nos dice uno de los funcionarios. Abracé a Barahona con todas mis fuerzas. Después a Paredes con la misma intensidad. Solo pude decirle: "Todo parece un sueño". No pude hablar más. Sereno, con la sonrisa de siempre, me contestó: "NO ME GUSTA MORIR PERO MORIRE CON LA CONFIANZA EN EL PARTIDO Y EN NUESTRO PUEBLO". A los demás camaradas un adiós infinito con la mano, -no les pudimos hablar- al que nos correspondieron con el puño en alto. La tensión nerviosa que hasta ese momento me había sostenido me abandonó y rompí a llorar. Eran las cuatro y media de la madrugada cuando volvimos a las Brigadas. Vestido me eché sobre el "petate". Como los demás camaradas no dormí. Tampoco durmieron los familiares de los que iban a morir. Algunos de ellos pasaron la noche en la terraza de una de las casas frente a la Prisión. Allí tragándose su pena aquella triste noche, debieron contar, por fracciones de segundos, la vida de los suyos.
Sobre las cinco de la madrugada sentimos llegar los camiones que se los llevarían para siempre. Una hora después, los motores volvieron a ponerse en marcha. Era la marcha sin retorno para ellos. En la sexta galería nadie dormía. Nadie hablaba. Cada uno, en nuestro fuero interno, pensábamos en el minuto supremo en que las balas fascistas pondrían punto final a doce vidas jóvenes, generosamente ofrendadas a nuestra clase y a nuestro pueblo. Esa misma madrugada murieron con ellos 28 antifascistas más. Para todos mis recuerdos emocionados. Como punto final a esta parte de mi exposición una fecha y unos nombres.

 

 

TRES DE JULIO DE 1.941

DOMINGO GIRON GARCIA
EUGENIO MESON PEREZ
GUILLERMO ASCANIO MORENO
GERMAN PAREDES GARCIA
JOSE SUAREZ MONTERO
FEDERICO MANZANO
RAIMUNDO CALVO MORENO
PEDRO SANCHEZ VAZQUEZ
FERNANDO BARAHONA PEREZ
MANUEL BARES LIEBANO
ELDIO LOPEZ POVEDA
GODOFREDO LA BARGA

Seria injusto por mi parte no recordar con sincero cariño a Carlos Toro y Antolin Pérez Barahona, que contra todo pronóstico salvaron sus vidas. Ellos fueron, sin duda, los más sorprendidos. A Toro lo vi una vez en el metro allá por el año 58. Fue el año en que los dos salimos en libertad con unos meses de diferencia a mi favor.

 

 

Comienza mi "peregrinación" por las cárceles franquistas.

El 17 de Febrero de 1.943, ya condenado a 30 años, fui trasladado a la Prisión Central de Guadalajara. Entré con "mal pié". Pasé a Celdas en régimen de aislamiento con dos camaradas más. Fuimos clasificados por el Director de la Prisión como "comunistas peligrosos". Los tres meses que permanecimos en régimen de aislamiento, hicimos vida común con los condenados a muerte y sometidos al mismo régimen de vigilancia especial. Allí conocí a Telaño, Secretario General del Provincial de Guadalajara, ya condenado a muerte y fusilado poco después. Para él también mi recuerdo. Este aislamiento fue el primero de los muchos que habría de sufrir a lo largo de mis años de cárcel.
Después de tres meses, el Partido, poniendo en "juego" recursos de los que siempre o casi siempre, hemos tenido en las Prisiones, consiguió sacarnos, uno a uno del Departamento Celular incorporándonos al régimen normal de los demás presos. Después de esta incidencia permanecí nueve meses mas en Guadalajara trascurriendo todo con normalidad.

En Marzo de 1.944, aprovechando esos "recursos" que antes me refería, el Partido de Yeserias consigue mi trasladado a esta Prisión. Mi vida en ella -11 meses- fue, como la de los demás penados, tranquila. La actividad del Partido era limitada por las particulares características de la Prisión. Todos los penados teníamos un trabajo concreto que realizar: Talleres, Laboratorio, trabajos en el exterior y destinos en los distintos servicios internos. Resumiendo: un "oasis" en el sistema penitenciario franquista. Mi paso por Yeseria pasó sin "pena ni gloria".
En febrero 1.945 nuevo trasladado. Esta vez al Penal de Ocaña, donde permanecí 15 meses. En Ocaña encontré el reverso de lo que había dejado en Yeserias. Tanto el Partido como la J.S.U. desarrollaban una fuerte actividad política. Esto iba mas con mi temperamento y con mis ideas sobre lo que debía ser la dinámica del partido. Mi opinión sobre el momento político, coincidía también con la que mantenía los camaradas en la Prisión. Rápidamente me familiaricé con las tareas del Partido. La guerra mundial había terminado o estaba a punto de terminar. Esto hacia que la moral y la combatividad de los presos alcanzasen las cotas más altas, en contraste con la de nuestros carceleros que se encontraban totalmente desmoralizados.
Se reorganiza el Comité Local y soy incorporado al mismo. La primera acción llevada a cabo a partir de mi llegada a Ocaña, consistió en la elaboración de unos pliegos de firmas en los que colaboraron, con el Partido y la Juventud, la casi totalidad de los presos de otras organizaciones. La cubierta la hizo (8) B.V. con dibujo central enmarcado con los colores de la Bandera republicana. Entonces solo lo conocimos como pintor. Nadie podía imaginar (incluido él) que tras sus pinceles se escondía un Dramaturgo de primerísima linea y un futuro Académico. Las firmas fueron entregadas en la Embajada inglesa por conducto de uno de sus empleados cuñado de unos de los camaradas del penal.
Hubo una segunda acción pocos días después de la anterior, y en la que participó toda la población penal. Una mañana nos dieron de desayuno higos agusanados. En una hora nos pusimos de acuerdo todos los presos para que en el momento en que el reloj del patio diese la primera campanada de las nueve de la mañana, arrojar al patio, por todas las ventanas de las galerías, los higos que nos habían dado. Así se hizo. En menos de un minuto el patio quedo cubierto por una alfombra de higos. La Dirección y la plantilla "encajaron" el golpe sin tomar represalias. Al día siguiente no nos dieron higos que era de lo que se trataba. La unanimidad con que se desarrolló la acción y la falta de reacción de los funcionarios creó las condiciones políticas necesarias para un mejor entendimiento entre el Partido y Alianza Nacional. El resultado fue que tras una serie de discusiones muy cordiales y bastante sinceras, estas culminaron con nuestra incorporación a Alianza. Creo que fuimos los Pioneros de la unidad antifranquista en las cárceles, tras seis años de duros enfrentamientos que tuvieron su arranque en la Junta de Casado.
Se aproximaba el 1º de Mayo. El Partido discute que acciones concretas a de proponer a Alianza para celebrarlo. Propusimos: no asistencia a la Escuela de maestros y alumnos matriculados oficialmente: una comida de confraternización de todos los presos y un mitin por Brigada, con intervención de un miembro por cada organización integrada en Alianza. Nuestras propuestas fueron aceptadas y llevadas a afecto con absoluta disciplina y unanimidad.
Al margen de lo que podríamos llamar "actos oficiales de Alianza" se produjo un hecho que por su fuerza emotiva no quiero dejar de señalar. Creo que por primera vez en la España de entonces y desde la derrota  de la Republica, se celebraba una manifestación el 1º de Mayo y además en una Prisión franquista. Las cosas ocurrieron así: en una de las brigadas unos muchachos de la J.S.U sacaron una bandera republicana e inmediatamente surge la idea de la manifestación. No lo pensaron dos veces. Se pusieron en marcha y pasando de una a otra Brigada (estas se comunican entre si sin necesidad de salir al patio) todos los presos fueron incorporándose con el entusiasmo y emoción que puede suponerse. Todo ocurrió sin que los funcionarios percibiesen absolutamente nada. Vivimos momentos de enorme intensidad emocional. La moral de los presos por la misma dinámica de los acontecimientos que estábamos viviendo, rompió todos los diques. Nadie pensaba en la limitación que imponían los muros de la Prisión; ni en dureza del Reglamento penitenciario franquista, ni que a 20 metros de nosotros estaba uno de los Departamentos Celulares más duros de los Penales del franquismo. Así las cosas, bastó que alguien propusiera que la manifestación debía salir al patio para que así se hiciera. En perfecta formación de cuatro en fondo la manifestación se inició en el vestíbulo donde estaba situada la Enfermería, y en silencio absoluto con los funcionarios presentes, volvió a las Brigadas por el vestíbulo opuesto. Todo transcurrió sin un solo incidente. Pese a ello se habían tomado todas las medidas de seguridad en evitación de posibles sorpresas. Acertamos.
A media tarde se produce la primera reacción del director y la plantilla. Pasan a celdas los maestros que no se han presentado en la Escuela por la mañana (uno de los acuerdos de Alianza) y un grupo de alumnos por la misma razón. Se reúne el Comité de Alianza llegando a la conclusión de que es a partir de ahora cuando la lucha ha comenzado. Se decide seguir adelante con todas las consecuencias. Las directrices dadas las hacen suyas, sin una sola excepción, todos los presos. Los peluqueros son llamados para cortar el pelo a los que ya están en celdas. Se niegan. Pasan también a celdas. La respuesta de Alianza es iniciar la huelga de hambre aquella misma noche. Las instrucciones son concretas: "Cuando llegue la cena, debemos de formar como siempre y con el plato debajo del brazo pasar por delante de las gavetas sin coger comida, cuando los funcionarios pregunten las razones de nuestra actitud la respuesta debe ser la misma en todas las Brigadas: No comeremos mientras nuestros compañeros permanezcan en celdas". Asi se hizo por la noche manteniendo la misma posición a la mañana siguiente con el desayuno. Nuestra moral estaba intacta. Cada uno de nosotros sabe lo que tiene que hacer. Toda la plantilla está en el Penal. La guardia exterior ha sido reforzada, pero nadie vacila.
A media mañana del día 2, la sexta Brigada, invadida por los funcionarios, recibe la orden de prepararse para pasar a celdas. Por la tarde toda la población penal ha pasado al Departamento Celular. Se nos retiró todo. Solo se nos permitió el "petate" (colchón y mantas) el plato y la cuchara.
El director estaba convencido que el régimen de aislamiento en celdas no tardaría en romper la unanimidad en la huelga de hambre en la que nos manteníamos. Se equivocó. Pese a que fuimos cacheados conseguimos conservar a nuestro poder lapiceros, papel, e hilo. Ello constituía en nuestra situación, un valiosísimo recurso. El mango de las cucharas completó todo lo que necesitábamos. La incomunicación a la que el enemigo creía habernos sometido, solo duró 24 horas. Al día siguiente todas las paredes, entre en celda y celda, habían sido taladradas con los mangos de las cucharas, manteniendo a través de los orificios abiertos, una comunicación perfecta entre todos los presos. La comunicación entre planta y planta (había dos) se mantenía por dos conductos: un funcionario amigo y un preso común destinado en celdas como ordenanza.
En la celda mas aislada del Departamento Celular nos encontrábamos otro camarada del Comité local y yo. El difícil acceso a aquella celda se convirtió en nuestro mejor aliado, pues hizo que los funcionarios se despreocupasen de ella. Fue aquella celda precisamente, el lugar de recepción de todas las noticias del exterior, incluidas las órdenes de la Dirección General de Prisiones, las del Director del Penal y toda clase de comentarios de la platilla. Dos veces al día y por escrito, nos llegaba del exterior todo cuanto necesitábamos para orientar la acción y mantenerla, sin que ni un solo preso fallase por cobardía o desfallecimiento. Debo destacar, porque fue decisivo, el papel jugado por el funcionario y el preso indicado. Su colaboración nos permitió mantener la lucha durante ocho días con absoluta unanimidad. El día 9 de mayo, con sorpresa unánime de nuestros carceleros, todos los presos sin una sola excepción, tomamos el desayuno.

 

 

Trasladado al Penal de Alcalá de Henares

El 15 de Mayo, seis días después de terminada la huelga de hambre, 46 compañeros fuimos trasladados a Alcalá. Nuestra llegada que fue el 17 coincidió con la celebración del Consejo de Guerra de Álvarez, Zapirain y demás camaradas de aquel expediente. Durante algunos días, muy pocos, compartimos con ellos el pequeño patio del Departamento Celular de Alcalá, porque enseguida fueron trasladados. Sin ninguna duda, el director de Ocaña disponía de un eficaz servicio de "información". La expedición la integramos las direcciones completas de socialistas, cenetistas, republicanos, J.S.U. y el Partido, con una excepción: un camarada nuestro.
 Indudablemente, en las acciones libradas en Ocaña hubo errores de planteamientos y también en su desarrollo. Pero todo fue superado porque se libraron con la bandera de la unidad en la mano. Y además porque los objetivos y el momento en que se plantearon las luchas, fueron acertados.
Pienso que nuestra llegada a Alcalá, y la experiencia vivida, ayudó a madurar las condiciones que ya se gestaban para incorporar el Partido a Alianza. Supongo que las dificultades que habría que vencer no serian pocas. De todas las maneras, creo que la experiencia de Ocaña influyó en mayor o menor medida, en las organizaciones de Alianza y en la incorporación del Partido a ella. Este hecho además fue importante, en mi opinión, porque en aquel momento se encontraban en Alcalá dos Ejecutivas Nacionales del Partido Socialista; un Comité Nacional de la C.N.T. y si la memoria no me falla, un Comité Nacional de Alianza. Lo mismo ocurría con el Partido. En aquel momento Alcalá era la Prisión en la que una mayor potencia política se acumulaba y la que por esta razón, mayor influencia irradiaba a las demás Prisiones.
En Alcalá solo estuve cuatro meses, pero la intensidad política con que lo viví no tuvo precedentes en las demás Prisiones por lo que había pasado, incluida Ocaña. Solo Burgos a lo largo de los años que allí estuve habría de superar con mucho. En Alcalá, quizá más por mi experiencia que por capacidad, represento al Partido en Alianza Local. Era en Agosto y por orden de la Dirección General de Prisiones, los presos condenados en firme habíamos de vestir el uniforme reglamentario. Se discute el problema en Alianza y se decide no ponerlos. Llegado el momento nos negamos. El Director trata, en "cumplimiento de su deber", de convencernos que los vistamos. Aducimos dos "razones" esenciales: ordenes superiores y cumplimiento del Reglamento. Reuniones de miembros de Alianza con el Director al que se le exponen las razones de nuestra actitud. Los criterios son radicalmente opuestos. No es posible llegar a un acuerdo. Después de dos días de "tira y afloja" los presos con condenas en firme pasamos a celdas. Es la orden tajante de la Dirección General de Prisiones.
Al día siguiente se complica el problema. Los cocineros, al frente de los cuales se encuentra el camarada (9) L.H., se niegan a guisar la comida, en solidaridad con los que estamos en celdas. Ese día, con mas o menos dificultad, entre funcionarios, soldados y monjas preparan la comida y el problema se soslaya. Al día siguiente los cocineros habilitados (funcionarios, soldados y monjas) no tienen ánimos para repetir la experiencia y como los cocineros de "verdad" mantienen su posición solidaria, los presos no tenemos comida. Se ha producido una "huelga de hambre al revés". Seguramente la única en la historia penitenciaria franquista. Los presos queríamos comer y nuestros carceleros no nos daban comida. Esto permitió dar un mayor contenido político y proyección exterior a la lucha que estábamos librando. El desconcierto del Director del Penal era evidente. De hecho reconoció a la Alianza, permitiendo contactos normales entre los reclusos que estábamos en celdas y los que permanecían en las Galerías. Estos, como era natural, los aprovechábamos para organizar y dar cohesión a las acciones de toda la Prisión. Una de estas acciones, que poníamos en práctica los primeros cinco minutos de cada hora del día, consistía en gritar, todos los presos a la vez:
¡¡QUEREMOS COMER!! Este grito producía verdadero terror tanto al director del Penal como a la Dirección General de Prisiones. Recuerdo un hecho que prueba la gran preocupación de este último organismo franquista.
Al cuarto día de nuestra permanencia en celdas, llegó un Inspector Central de la Dirección General, para tratar de encontrar solución al problema. Su primer acto fue en ponerse en contacto con los Presos del Departamento Celular. Cuando nos abrieron las celdas y nos agrupamos todos sobre las barandillas de las distintas plantas, el aspecto del Departamento resultaba imponente. Los 400 hombres que seriamos aproximadamente, desnudos los cuerpos de cintura para arriba: las caras demacradas después de cuatro días sin tomar alimentos, mas la tensión nerviosa a la que estábamos sometidos, nos daba aspecto de marinos del Potenkin. El mismo escenario de los acontecimientos, contribuía a acentuar la semejanza. Ofrecíamos un cuadro imponente para un pintor imaginativo y motivo para un poeta de vanguardia. Cuando todo estuvo preparado hizo acto de presencia el citado Inspector acompañado por toda la plantilla. Nos dirigió la palabra para decirnos que "debíamos ser buenos chicos". ”Que nos pusiésemos los uniformes como un acto reglamentario mas”. Que "tanto la Dirección General como la del Penal y él mismo, tenían el mayor interés en que las cosas se resolviesen bien y pronto para todos". En aquellas circunstancias era completamente natural que había que dar nuestra propia respuesta, y exponer una vez más nuestros planteamientos. Fui yo, en nombre del Comité Local de Alianza quien contestó al Inspector. No recuerdo cuales fueron mis palabras. Pero sé que tuvieron el consenso unánime, no solo de los camaradas del Partido, sino de todos los demás compañeros de Alianza que se encontraban en Departamento.
Después de cinco días de lucha se decide de poner fin a la misma, tras establecer con el Inspector las siguientes condiciones: los presos con condenas en firme vestiríamos el uniforme volviendo a nuestra Brigadas en régimen normal. Los cocineros se incorporarían a sus destinos en la cocina iniciando su trabajo normal. Los compañeros del patio exterior que se habían solidarizado con nosotros no serian sancionados y por ultimo, en ningún caso se harían constar faltas en los expedientes. Como era de suponer nuestros carceleros no respetaron este compromiso.
No quiero terminar mi exposición en relación con Alcalá, sin rendir homenaje al valor, abnegación y sacrificio de muchas de nuestras familias que se mantuvieron frente a la Prisión día y noche todo el tiempo que duró la lucha en el interior. Espero que algún día, alguien con capacidad para hacerlo, escriba la historia de nuestras mujeres, nuestros hijos, madres y novias que han quemado los mejores años de sus vidas aferradas a los barrotes de todos los locutorios de las Prisiones franquistas. Es una deuda que tenemos con ellas y que debemos saldar. No pueden quedar en el olvido sus luchas por nuestras vidas ni su aportación a nuestras luchas en las Prisiones y contra el franquismo en general. Su gran capacidad de sacrificio, su insuperable valentía y su insuperable abnegación, es orgullo del Partido, de nuestra clase y de nuestro pueblo.

 

 

El traslado al Penal de Burgos

Unos días después de terminada la acción en Alcalá, comenzaron los traslados a la Central de Burgos, de los que ya estábamos condenados en firme. Fueron expediciones formadas por pequeños grupos que oscilaron entre 20 y 30 camaradas. Yo formé parte de la tercera y me tocó formar pareja con el camarada Melque. Fue un traslado normal si exceptuamos la rigurosidad de la Guardia Civil hasta nuestra salida de Madrid.
Con la llegada de las primeras expediciones de Alcalá y las que siguieron de otras Prisiones, el franquismo inicia la mas importante concentración política en Burgos, que jamás había tenido ninguna otra Prisión (incluida Alcalá) desde su triunfo sobre la Republica. Los hombres más responsables y más dinámicos del Partido de todas las Prisiones fueron o fuimos concentrados en Burgos. También lo fueron destacados compañeros socialistas. Es así, y por expresa voluntad de la Dirección General de Prisiones, como el Penal de Burgos adquiere el carácter de "Prisión especial". La experiencia les demostraría su tremendo error. Pretendieron nuestro aislamiento y consiguieron lo contrario. Pues apenas se había transcurrido un año y el nombre de Burgos se pronunciaba y escribía en todos o casi todos los idiomas del mundo. Por el contrario, para los que tuvimos la oportunidad de cumplir una buena parte de nuestras condenas en Burgos la experiencia resultó altamente positiva. Creo que estamos obligados a dar las gracias a los que tuvieron tan "genial idea".
Los problemas que se planteaban en Burgos eran muchos y complejos, partiendo de las condiciones en que teniamos que desenvolvernos. Tarea primordial era el cambiar la mentalidad represiva de la plantilla. Era el punto de partida para las demas tareas. Fué una batalla librada y ganada con el entusiasmo y tenacidad de todo el Partido. Conseguido este primer objetivo teniamos por delante: incorporar el Partido a Alianza; mejorar las condiciones de vida de los presos consiguiendo mejor comida, mas ropa, mas y mejores comunicaciones y con ello las dos tareas fundamentales en todas las Prisiones y a lo largo de todos los años: elevar el nivel cultural y politico del Partido. Muchas fueron las dificultades que hubo que vencer, pero el Penal fué lo que el Partido quiso que fuese: la Escuela donde desarrollamos nuestra conciencia solidaria, elevamos el nivel medio de nuestra cultura y aprendimos a conocer mas y mejor al Partido.
La incorporacion del Partido a Alianza fué posible gracias a la tenacidad de todos y cada uno de los militantes, desde el mas sencillo al Comité Local. A mi, que me tocó estar en primerisima linea en esta tarea, aprendi, entre otras cosas, que la paciencia es una condicion que ningun comunista puede perder, no importa el lugar, las circunstancias y problemas a que se enfrente.
Por decisión del Comité Local del Partido fui yo quien entró en contacto con el Comité de Alianza Local. Hoy, mirando retrospectivamente como se desarrollaron los acontecimientos, reconozco, sin falsa modestia, que sin la ayuda masiva del Partido y la personal de (10) J.S.I. del Comité Local, habría fracasado en la tarea que se me encomendó.
Los problemas con Alianza como Movimiento fueron resueltos sin demasiadas dificultades y en un tiempo prudencial. Los problemas, las verdaderas dificultades surgieron después. Cuando todo se había discutido y los problemas estaban resueltos, los representantes Cenetistas plantean que "antes de que el Partido se incorpore oficialmente a Alianza, hay que discutir y resolver, de organización a organización, los agravios y calumnias del Partido a la C.N.T.". Los Socialistas se solidarizan con ellos porque "también hay problemas específicos de Partido a Partido que hay que resolver". Esto significaba volver al punto de partida. El Comité Local estudia la nueva e inesperada situación y decide aceptar la discusión por separado con unos y otros.
A la discusión con los socialistas se incorporó al camarada (11) A. Los planteamientos de los compañeros socialistas no tuvieron mayor importancia y se resolvieron satisfactoriamente.
A la discusión con la C.N.T. se incorpora (12) J.M. sustituyendo a (11) A. Al mes de pacientes discusiones nos encontramos como el primer día. A cada problema planteado y resuelto surgía otro nuevo y otro y otro… Aquello no tenía fin. Se llego a la conclusión de que el objetivo de la C.N.T. era la no incorporación del Partido de Alianza. Como esto estaba claro se decide retirarnos de la discusión e iniciar un trabajo de esclarecimiento con la base cenetista explicándoles la posición del Partido a la de sus dirigentes sobre los problemas de la unidad. Esto puso nervioso al Comité de la C.N.T. que con un grupo de sus militantes, se presentó en la 4ª Brigada, pidiendo a gritos, de forma provocativa, discutir públicamente con el Partido sus diferencias. Tanto la forma en que se presentaron como en la que querían discutir fueron rechazadas con gran serenidad y firmeza por el Partido. Gracias a ello se logró evitar de escribir, en la triste historia del Penal de Burgos una nueva pagina de las peores consecuencias. Se retiraron con la promesa por nuestra parte, de que su proposición seria estudiada y se les daría una respuesta en el momento oportuno.
La decisión de aceptar o no una discusión pública con la C.N.T. fue analizada muy seriamente por el Partido. No podíamos dejar de considerar el lugar y las condiciones en que nos encontrábamos y a los riesgos a que nos exponíamos. Para nosotros era vital asegurar la vida del Partido y las tareas en marcha. Pero la verdad era que muchas de aquellas tareas afectaban y debían ser realizadas por todos los presos. Por otro lado y como siempre socialistas y republicanos hicieron suyos los planteamientos de la C.N.T. Así las cosas, se decidió aceptar el reto y discutir con Alianza públicamente la posición del Partido.
El camarada (10) S.I. por el Comité Local se responsabilizó de la organización y coordinación de lo que se llamaría "Controversia Partido Alianza". Los camaradas (11) A. (12)  J.M y yo fuimos designados para intervenir en nombre del Partido.
El primero y mas difícil problema de resolver era el de asegurar al Partido de posibles "sorpresas" por parte del enemigo. Había que utilizar gran cantidad de documentación a "pecho descubierto" en presencia de numerosos presos de todas las tendencias y ello resultaba extremadamente peligroso. Un grupo de camaradas audaces y firmes se responsabilizaron de la seguridad de las reuniones y de la custodia de los materiales. Los funcionarios fueron vigilados y controlados todos sus movimientos. En realidad todo el Partido participó en esta tarea. Gracias a ellos llegamos sin un solo contratiempo a la meta propuesta: incorporarnos a Alianza. Con esta se discutieron los detalles de organización, tales como Brigada para las reuniones, delegados por organización, orden de intervenciones y otra serie de detalles que no creo necesario enumerar.
Más de un mes duró la "controversia" con reuniones de dos horas por día. Al final, por la fuerza de la razón, el Partido ocupó en Alianza el puesto que en derecho le correspondía. Muchas energías se quemaron en pos de este objetivo. Fue, pese a ello, una victoria pírrica. No tardamos en comprobar que Alianza, a pesar de nuestros esfuerzos, siguió siendo un organismo inoperante. En vez de motor que impulsase la acción de los presos se convirtió en un freno que la paralizaba. Todos los planteamientos del Partido eran sistemáticamente rechazados. Tres meses después estábamos fuera de Alianza.
En una reunión de Alianza pedida por la C.N.T. presentaron un Mundo Obrero en el que la camarada Dolores hacia una critica al Movimiento anarquista, lo que consideraron como una ”ofensa” a su organización y nos ”exigieron” la condena publica de aquellas criticas. Se rechazó de plano. Vino la consabida "incompatibilidad" de la C.N.T. con el Partido, que hicieron suyas socialistas y republicanos. El Partido salió de Alianza. Libre de compromisos el Partido continuó cumpliendo todas sus tareas en el Penal y fuera de él. Debo decir que nada de lo conseguido fue fácil. No fuimos pocos los camaradas que sufrimos con fuerza los zarpazos del enemigo. Ni director ni funcionarios tuvieron nunca dificultad, a la hora de seleccionar "inquilinos" para el Departamento Celular. Las listas de castigados en Celdas no fallaron nunca. En ellas tuve el honor de encontrarme siempre, a lo largo de muchos años.
Quiero, aunque brevemente, señalar mi cuarto Consejo de Guerra ante el Tribunal de Represión contra la Masonería y el Comunismo. Comparecimos juntos ante el mismo Tribunal los camaradas (13) J.C.S.; (14) J.S.M.; (15) O.C. y yo. En 15 minutos fuimos juzgados y condenados a 12 años de cárcel cada uno. He querido señalar el hecho, porque refleja con bastante claridad el concepto de la justicia en la España de Franco. Para condenar solo bastaba una prueba, que se resumían en una palabra: comunista.

 

 

Llega la orden de mi libertad

Sobre las diez de la noche del 31 de Diciembre de 1.957 el camarada (16) A. Dio lectura desde la puerta de la Brigada a tres órdenes de libertad. Entre ellas estaba la mía. Llegaron unos días antes de la extinción de nuestras condenas, cosa que ocurría raras veces. Lo normal era permanecer en prisión días y hasta semanas, con la condena cumplida esperando la orden de libertad.
Como ocurría siempre en estos casos la alegría del que salía en libertad era compartida por todos los camaradas como cosa propia. Pero quizá  aquella noche, por las circunstancias de la fecha, ha dos horas de la llegada de un nuevo año, la alegría tuvo matices mas emotivo. Los abrazos un "sabor especial". Negar la satisfacción por mi ya próxima libertad sería faltar a la verdad, pero también lo sería si dijese que aquella despedida de año fue la mejor de los 19 que vi "morir" en prisión.
El 6 de Enero, lo mismo que cada día a lo largo de muchos años, me levanté a las 5 de la mañana -hacía voluntario de la 5ª imaginaria- hice mi gimnasia y me duche como de costumbre. Fue a partir de este momento cuando algo nuevo hizo acto de presencia en mi vida después de muchos años: el uniforme de "presidiario" que vestí en Agosto de 1.946 en Alcalá de Henares, fue sustituido por un traje de calle en Enero de 1958 en Burgos. Esto era algo insólito, casi increíble para mí. Pero era verdad. Unas horas mas tarde estaría en libertad.
A las ocho de la mañana, el funcionario que hizo el primer recuento de la mañana, me dice que me prepare para marcharme. Le dije que no. ”Saldré a las nueve y media, después del revelo de la guardia”. Un poco sorprendido se marchó sin decir nada. Fueron noventa minutos de cárcel que me auto impuse como tributo a los camaradas con los que había compartido muchos sinsabores y muchas alegrías a lo largo de mis años de cárcel.
La despedida fue dura para mí. Yo volvia a los míos, pero detrás de los muros del Penal de Burgos quedaban cientos de camaradas a los que también los suyos los esperaban y necesitaban, y que aún pasarían años antes que esa ilusión se hiciese realidad.
Tras los barrotes de los cuatro Rastrillos que atravesé, hasta mi primer contacto con la libertad (relativa libertad) quedaban 18 años de mi vida y afectos entrañables que han perdurado y perduran a través de los años.
En la puerta del Penal me esperaba un sobrino en vez de mi compañera como habíamos convenido. Ante mi extrañeza no quiso andarse por las "ramas". ”La tía -me dijo- no ha venido porque Berta está en la Dirección General de Seguridad”. Berta era mi hija mayor que unos años después habría de morir en plena juventud. Motivos de su detención: su participación en el 5º Festival Mundial de la Juventud celebrado en Moscú unos meses antes de mi libertad.
A las 8 de la mañana del 7 de Enero llegaba yo a Madrid, a las 9 de esa misma noche estaba en la Dirección General viendo a mi hija. Fue una "humanitaria" concesión de la Brigada Social en atención a las circunstancias "especiales” que concurrían. Unos días después sería puesta en libertad por el tristemente celebre Coronel Aymar.

 

 

A manera de epilogo

Por ultimo y a manera de epilogo debo decir que lo que queda expuesto no debe ser interpretado como autobiografía personal. Solo se trata de un relato de la actuación del Partido en lugares y condiciones concretas, en las que actué como un comunista más. Los aciertos y desaciertos corresponden al Partido. Quiero decir que en mi exposición debe descartarse, de manera absoluta, mi actuación personal.
Soy consciente de que no será necesario aguzar demasiado el sentido crítico para descubrir deficiencias y errores en cuanto queda relatado. Pero debo decir también, sin propósito de justificar fallos indiscutibles en el trabajo, que el Partido actuó, en cada lugar y momento, como supo y pudo.
Para terminar debo dejar constancia de que la ausencia de critica y autocrítica, de análisis polito y conclusiones en cada caso, no es una omisión involuntaria, ni temor a reconocer errores. He relatado una serie de hechos vistos desde mi propia perspectiva. Ahí quedan por si tienen o pueden tener alguna utilidad para el Partido.

Madrid Enero 1.977 

 

 

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Pepe y Rafaela Madrid 1933
Pepe y Rafaela en Madrid 1933

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pepe, Rafaela y familia
Pepe Y Rafaela con la familia de Rafaela (su madre Catalina sentada a mano izquierda).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

José trabajo
Pepe a mano derecha posiblemente entre 1925-27

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pepe pintado en la carcel
Pepe pintado en en la Prision de Porlier por un camarada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Prision
Equipo deportivo de la carcel (Pepe de pies a mano izquierda con pantalones largos).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Presos con sus hijos
Presos con sus hijos. Mi madre Libertad llamada "Pepita" (sentada) y su hermana Alberta a mano izquierda con mi abuelo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La prision de Burgos
Presos en la Prision de Burgos Noviembre 1957. Pepe sentado primero a mano derecha, en la segunda fila